El poliuretano proyectado se obtiene a partir de dos componentes líquidos, poliol e isocianato. Cuando éstos se mezclan íntimamente, se produce una reacción química exotérmica que forma la espuma en pocos instantes. Endurece al poco, formando un material sintético duroplástico de estructura celular con un porcentaje superior al 90% de células cerradas. En usos para la edificación, se aplican densidades de 33 a 60 kg/m3 según destino.
Un equipo de maquinaria instalado en un vehículo, bombea los componentes a la temperatura, dosificación y presión adecuados hasta la pistola de mezcla que los pulveriza juntos sobre la superficie que se desea cubrir. No envejece si no está expuesta a los rayos UV solares. No crea hongos ni es atacada por roedores. No contrae. No es tóxica ni patógena.
Su clasificación lambda de conductividad térmica, es de 0,020 W/m•k al crearse la espuma, aunque el coeficiente de cálculo lo damos de 0,028, que es el valor de la espuma con envejecimiento ya asumido de 25 años.
Su clasificación al fuego es Euroclase E. Las nuevas normativas indican que los materiales se considerarán en “condiciones finales de uso”, es decir, como van a estar instalados en la realidad. O sea, tras un tabique, una placa metálica, yeso laminado u otro elemento de acabado. En estas circunstancias, según ensayo del año 2004 en el Instituto E. Torroja, el resultado es Euroclase B.
Al tratarse de un revestimiento continuo impermeable, no es preciso revocar el trasdós de las paredes cuando se aplica PUR.